lunes, 9 de diciembre de 2013

Un cuadro con algas (II) (A painting with algae II)

Una visita a Málaga (la hechicera, la de eternal primavera, la que baña dulce el mar entre jazmín y azahar), saludada así por un poeta español, obliga a acercarse al museo Thyssen. Me llamó la atención un cartel que anunciaba una exposición temporal de pintura cuyo cartel representa el cuadro de Claude Monet "marea baja en Varengeville", pintado en 1882 por el genial artista parisino.










El cartel anunciando la exposición.

Obviamente viendo la imagen no pude resistirme a visitar el original. El cuadro es de una belleza increíble. Durante la visita, un improvisado guía describía con gran conocimiento lo sustancial de la obra: los trazos verticales del acantilado normando, los nubarrones del cielo, los finos trazos de la arena, el ambiente poético y sobre todo, los reflejos de las charcas intermareales y las algas verdes que surgen con fuerza entre las rocas.

 Marea baja en Varengeville Marea baja en Varengeville

 Me quedé un buen rato mirando la obra pensando de qué algandianos podrían tratarse los verdes tan fuertes que pintara Monet. Tal vez una Cladophora sericea como aquellas que observé en las frías costas de Escocia. ¿Alguna otra sugerencia?








Colores verdes muy similares de Cladophora sericea

domingo, 1 de diciembre de 2013

Joyas de Algandia (Jewels from Algandia)

Mi compañera Mila me pidió una colaboración para una amiga que está empezando a montar un pequeño negocio de artesanía. Como siempre me gusta ayudar en los duros comienzos me presté a colaborar con la compra de los objetos que la amiga (que a la postre resultó se una antigua colaboradora nuestra) ponía a la venta por internet. Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que los objetos de artesanía venían de Algandia.

Se trata de verdaderas obras de arte hechas con algandianos envueltos en resinas para que su forma y color perdure en el tiempo. Los colgantes, pendientes, anillos y broches de bisutería son muy originales y realzan la belleza de las algas prisioneras en los montajes. En el blog de Yiyi (El algario) podréis ver toda la colección de objetos que, a un precio módico, podréis regalar cuando la ocasión lo merezca a vuestras chicas o amigas. Os dejo aquí un pequeño muestrario para que veais con qué imaginación sencillos algandianos se convierten en joyas de bisutería.

El muestrario de algas que Mila me enseñó.

Suerte para Yiyi en esta aventura. Ella, contagiada de una especial sensibilidad, se refiere a las algas como "las flores del mar". Precioso nombre para referirse a los algandianos.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Cantando con algandianos (singing with algandians)


Si alguien piensa que los algandianos no han sido objeto de canto se equivoca. Hay muchas canciones que hablan de ellos, como aquella del añorado grupo madrileño Ciudad Jardín, llamada “atún y algas” (http://www.youtube.com/watch?v=7x6U7wpkwIs), donde el estribillo dice:

 !No sé lo que verán,
los turistas de la gran ciudad,
atún, atún y algas,
otra cosa no se explica¡

El Sr. Chinarro, grupo de música sevillano tiene una canción titulada “con algas como peluca”, donde dice:

Uno se lleva el balón
y la rubia con limón,
con las algas de peluca.

Algún miembro de este grupo seguro que veraneaba en las costas de Chipiona, donde no es raro ver a algún bañista en septiembre colocarse en la cabeza los largos Codium tomentosum como si fueran la peluca de Bob Marley.

El grupo mexicano Vaqueros Musical no tiene nada claro la diferencia entre plantas marinas y algas ya que en su horrenda canción para celebraciones de boda “algas marinas cantan, después de haber encontrado plantas marinas y formar un ramo:

Corriendo por la playa
encuentro un pescador
y yo le pregunté
qué plantas son señor
¡Son algas marinas, son algas marinas, son algas marinas las que usted encontró¡
¡Son algas marinas, son algas marinas, son algas marinas dijo el pescador¡

Un juego floral de Fucus vesiculosus entre barcas de pescadores

Probablemente no conozcas ninguna de estas canciones, pero no me negarás que no recuerdas la canción de La Sirenita, que empieza así:

Tu crees que en otros lados,
las algas más verdes son,
y sueñas con ir arriba
qué gran equivocación.

La Sirenita bailando entre extrañas algas

Una última canción con algandianos es la de aquel grupo de los 70: Furia. La letra de “A flor de piel”, tiene un estribillo que dice así:

Corres, corres por mis venas (no, no son los litros de alcohol, no es esa)
arrollando penas de mi soledad.
En el mar de nuestros brazos:
peces, algas y arrecifes de coral.

Todo una canción de amor…

Pues nada, hoy termino este blog con un par de canciones divertidas que podéis incluir en clases y presentaciones sobre ecología de plantas marinas: el hip hop de Posidonia y la más increíble: aquella leñera y algo cutre del grupo sanluqueño Tiburón cuyo estribillo es todo un himno que dice: ¡Amo la ecología y la libertad!
Fanerógamas marinas en libertad bailando a ritmo de hip-hop.

sábado, 16 de noviembre de 2013

El origen de Ceiba: ¿algandiano o fanerógama marina? (the origen of Ceiba: algandian or seagrass?)


Un día, leyendo plácidamente el diccionario de la Real Academia Española, encontré la palabra “ceiba”, definida como “Alga marina en forma de cinta, de unos tres decímetros de largo y menos de un centímetro de ancho”. La palabra me dejó estupefacto, porque realmente no existe un algandiano así.

Más me sorprendió otro día hablando con expertos que estudian plantas marinas en forma de cinta (las tan conocidas fanerógamas marinas), porque ellos utilizan la palabra “seba” para referirse fundamentalmente a Cymodocea nodosa. Este término lo emplean sobre todo canarios y catalanes. De tal palabra deriva “sebadal”, para describir los fondos cubiertos por angiospermas marinas, bien de C. nodosa o de las especies del género Zostera.
Buceando entre sebadales andaluces

Me puse por tanto a intentar resolver el entuerto y consultando textos antiguos encontré que la palabra “ceiba” tiene el significado de “alga” desde el siglo XVIII, tal como cuenta J.L. Pensado en su artículo “sobre el origen y vicisitudes de la ceiba alga”. El término podría ser de origen gallego o de la parte asturiana más occidental, más concretamente de la palabra gallega ceivo (suelto, en libertad)  o la asturiana ceibe (referida al ganado suelto o libre). De hecho, desde antiguo se llama ceiba en Galicia a un alga o sargazo en forma de cinta, como afirma J. Corominas en el "Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana".

En la región gallega, dos monjes benedictinos recogen términos que parecen ser incluso el origen de la ceiba. El Padre Sarmiento cita a mediados del siglo XVIII los términos ceba, xeba, xebra y seba para referirse a las plantas marinas que arroja el mar y el Padre Sobreira, en su Ensayo para la Historia General Botánica de Galicia registra términos similares, añadiendo además cebre o xebre. En las costas de Andalucía también dicen los textos coetáneos que ceba se utilizaba como ceceo de la norteña seba (debían ser pescadores del barrio de El Perchel…).
Mirando aún más lejos, en 1570, A. Laguna, comentando la obra de Pedanio Dioscórides se refiere al alga marina como ceuas en castellano y seiba do mar en portugués. De tan lejos podría venir el híbrido entre las dos lenguas para dar lugar a ceiba como alga que deja la marea en la playa.

La palabra ceiba por tanto tiene un origen complicado, siempre más o menos ligada a “algas” con forma de cinta, que bien podrían ser Ruppias, Cymodoceas o Zosteras, cuando la distinción del pueblo entre qué eran plantas, algas o hierbas del mar era inexistente. A principios del siglo XX, son los hermanos portugueses los que sin duda incluyen ya estos términos para referirse a las angiospermas marinas. J. T. Da Silva, en su “Diccionario Etymológico, Prosódico e Orthographico da Lingua Portugueza” incluye un párrafo que no tiene desperdicio:

“Ceba, en Aveiro es una planta marina monocotiledonea (Zostera marina) que entra en el molliço* y se le llama también ceba-do-rio. Nombre de una planta, tal vez análoga a ella y que se encuentra en el fondo del río de Setubal. Seba: abono, especialmente para las viñas, de plantas marinas, lo mismo que ceba.
(*Molliço: algas y otras plantas acuáticas que se cogen para abonos de tierras).

Los gallegos ya han tomado nota de esto y en su Dicionario da Real Academia definen muy certeramente ceba (no ceiba) como "planta acuática marina de la que existen diversas especies, de hojas filiformes, muy abundantes en las costas gallegas".

Por tanto, cuando mis colegas discutan sobre de dónde viene el término seba, sebadal o incluso seda al referirse a las fanerógamas marinas, ruego presten atención a este texto. Tal vez por fin ponga algo de luz a tan arduas disputas. No olviden en todo caso que un algandiano está detras de todo esto.

¡Señores doctos de la Real Academia Española, no persistan en su tozudez de definir como ceiba a un algandiano cuando sabemos hoy que no lo es! !Dejenlo como un uso antiguo del vocablo y simplemente cambien la acepción a planta marina en forma de cinta, etc. etc.¡ !Así todos sabrán que lo que se define es una fanerógama marina!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Los nombres de las algas (the names of algae)

La mayoría de los algandianos tienen nombres rarísimos. Los seguimos nombrando en latín, señal del poco afecto que suscitan entre los humanos (nombres latinos que en todo caso significan cosas, a veces muy divertidas, como "hilo en forma de gusano" para definir a un Nemalion helminthoides). Sin embargo, los marineros, pescadores y mariscadores han puesto directamente motes a algunas algas que tradicionalmente se cruzan en sus caminos, normalmente por utilizarlas como un recurso explotable o a veces por estropear sus artes de pesca. Así, en la zona del Estrecho de Gibraltar llaman "coletos" a Saccorhiza polyschides o a Laminaria ochroleuca, los asturianos llaman "ocla" a Gelidium corneum y los gallegos llaman "líquen" a una variedad de Chondrus crispus o "A xaponesa" a esa invasora oriental (Sargassum muticum).








Bucear entre los coletos del Estrecho da el mismo miedo que adentrarse en los bosque impenetrables de los cuentos infantiles.

Hay otros nombres más generales, conocidos por los comedores de algandianos como "lechuga de mar" (Ulva rigida) o "espagueti de mar", dado a los receptáculos de Himanthalia elongata.












El espagueti de mar en su salsa

Los habitantes de las Islas Afortunadas han ido mucho más allá y gracias a su Academia de la Lengua han puesto nombre a ¡86 algandianos!, algunos tan curiosos como "paragüita de mar brillante".

Los nombres tradicionales en lengua vernácula (euskera, gallego, catalán o castellano) que otorgan los hombres de la mar a las algas no se pueden perder. Me he propuesto ir recogiéndolos poco a poco en una pequeña obra. ¿Me podéis ayudar? Si conocéis algún nombre curioso para un alga enviadme vuestros comentarios.

sábado, 12 de octubre de 2013

Algas residuales (algal wastes)

El otro día dando un paseo por el nuevo muelle uno de Málaga vi un grupo de gente aglomerada a la entrada del edificio del Centro de Estudios Portuarios y me acerqué a curiosear. Se estaban celebrando unas jornadas sobre plantas marinas y justo en ese momento se presentaba una ponencia seguida de un debate sobre qué hacer con los restos de algandianos y plantas marinas que se depositan en las playas y que, como ya he comentado en otras entradas, son mal vistos e injustamente calificados por turistas poco acostumbrados a ver la naturaleza en estado natural.

El público de las jornadas en pleno debate.

La cuestión es que allí se manejaron argumentos muy interesantes sobre cómo educar ambientalmente a esos turistas de interior o como tratar esos residuos en casos extremos. Un grupo de expertos está redactando un protocolo de actuación para ayudar a concejales agobiados por la presión mediática de grupos poco duchos en comprender a la naturaleza.
Hay un proyecto que curiosamente está trabajando en cómo aprovechar los algandianos y plantas arrojadas, fundamentalmente para fabricar paneles acústicos para los edificios. Despues de escuchar con alborozo varias historias y anécdotas sobre uso de estos restos naturales salí sin hacer mucho ruido y me llevé un tríptico sobre el proyecto. Espero que no lo echaran de menos y me tomaran por un caco...

Tríptico sobre el proyecto.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Miliki no tenía razón (Miliki was wrong)

Un día viajando en el coche de un conocido ficólogo, en compañía de su hijo de corta edad, para visitar intermareales de Cataluña, mi colega puso en el radiocassette una cinta con canciones del recordado Miliki para acallar las protestas y lloriqueos del chiquillo. Para mi sorpresa, una canción sobre el fondo del mar insistía hasta tres veces que "En el fondo del mar no existen las praderas, solo algas de mar".
Semejante afirmación no se sostiene y no se debería extender este tipo de mensajes entre las criaturas que llegan luego a la Universidad con claros errores de concepto. Incluso la canción se contradice, al afirmar finalmente que "Si lo has visto en la tierra lo verás por igual, en el fondo del mar", tal vez reconociendo tan imperdonable error.
Desde hace tiempo sabemos que en el fondo del mar sí existen praderas. Aunque hay algandianos que las forman (el alga verde Caulerpa prolifera), la mayoría de las praderas son de plantas que algunos botánicos soberbios llamaron "superiores" en contraposición a los algandianos, que eran injustamente calificados como "inferiores".
Algunas especies de angiospermas forman bellísimas praderas submarinas, donde cumplen una serie de servicios ecosistémicos esenciales para mantener la calidad ambiental del medio marino. En España hay cuatro especies de estas plantas marinas que forman praderas: Zostera marina, Zostera noltii, Cymodocea nodosa y la más conocida: Posidonia oceanica.

 Una pradera de Cymodocea nodosa en el fondo del mar gaditano.

Las praderas de angiospermas marinas están en regresión, en gran parte por nuestro desprecio por el planeta azúl. Los ciudadanos y las Administraciones deben velar por su conservación, siquiera por no dar la razon dentro de unos años a lo que nos cantaba -erróneamente entonces- el bueno de Miliki.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Cocinando con algandianos (Cooking with algandians)

Hace relativamente pocos años cocinar platos con algandianos como elemento acompañante era realmente algo que sabíamos que hacían los japonenes o los galeses pero, francamente, pocos hispanos se hubieran atrevido a invitar amigos ofreciéndoles verduras de Algandia en vez de verduras de tierra. Sin embargo, la cocina con algandianos se ha extendido por todas partes, no solamente por la profusión de platos en los menús de cientos de bares de tapas (tengo que contaros algun descubrimiento reciente) sino por el interés que en las nuevas generaciones suscitan las recetas con algas. Os propongo algunos libros para iniciaros en la cocina con algandianos.
Palmaria palmata es una rodofita muy abundante en el norte de Europa y que podéis encontrar en aguas del Cantábrico. Sobre esta especie hay un libro precioso: "El alga Palmaria en la gastronomía. El alga de Cudillero", que edita el Ayuntamiento de este inolvidable rincón asturiano donde hay un sinfín de recetas con esta especie de todo tipo, incluyendo deliciosos postres.

    Portada del libro de recetas basado en Palmaria palmata

 Hay otro librito muy útil que edita la empresa gallega Portomuiños, verdadero ejemplo de empresa innovadora que ha relanzado el culto a la cocina con algandianos: "Cocinar con algas by Portomiños", donde de manera sencilla podréis aprender a cocinar numerosas especies de las costas del norte de España.

Portada del libro editado por Portomuiños


Hay un libro que escribió hace algunos años Clemente Fernández Sáa del cual ya os hablé en otra ocasión y que contiene 70 recetas para animaros a cocinar con algandianos: "Recetas de algas de Galicia: alimento y salud". Para aquellos que no seáis del norte, hoy en día ya se venden algas en práxticamente todas las grandes superficies comerciales y no solamente en el rincón del gourmet.

El libro sobre algas de Galicia para aprender a cocinarlas

Pero este algarero se queda con un libro que mi amigo Ricardo me trajo de Irlanda: "Irish seaweed kitchen", de Prannie Rhatigan, en el que hay todo tipo de recetas y formas de consumir algas, desde las más sencillas hasta las apetecibles para un verdadero tragaldabas (yo a algunas, francamente aún no llego). Este libro os sumergirá en toda la cultura que desde hace siglos ha empapado la cocina tradicional irlandesa.

  El interesantísimo libro de Prannie Rhatigan sobre algandianos irlandeses

 Los libros se acompañan de fotos maravillosas, no solamente de paisajes sino de los platos bien presentados, como os deberían quedar para sorprender a los invitados. Y no os preocupéis por las especies. podéis sustituir algunas especies por otras (no solamente de algas, sino de pescado o de carne). Aquí en el sur podéis surtiros de algas frescas con suralgae (www.suralgae.com), de forma que aprendáis a apreciar las propiedades de las algas de los esteros gaditanos secadas con aires de levante.

Puestos a navegar por la web, seguro que encontráis ya todo tipo de blogs y páginas de recetas sobre cocina con algas. En otra ocasión incluiré un par de recetas muy sencillas para que veáis que casi cualquiera puede ponerse manos a las algas y disfrutar de las propiedades de las verduras de Algandia.

jueves, 22 de agosto de 2013

Los descendientes de Baelo Claudia (The descendents of Baelo Claudia)

Uno de los mayores atractivos que tiene la provincia de Cádiz es la visita a las ruinas de la ciudad romana de Baelo Claudia, en la ensenada de Bolonia y junto al monumento natural de la duna de Bolonia. El conjunto forma una imagen imborrable en la memoria del viajero. La ciudad de Baelo Claudia nació en el siglo II AC y aún hoy se reconocen en todo su esplendor un teatro romano, unas termas y los depósitos donde se guardaba el atún en salazón y donde se preparaba el garum, cuyo sabor era apreciadísimo en la misma Roma.

File:Basílica Baelo 001.jpgLas ruinas de Baelo Claudia, con la Duna de Bolonia al fondo.

Paseando por las ruinas me vino a la memoria un programa de televisión sobre algas en el que se afirmaba con asombro que "hasta los romanos comían algas", por lo que no es de extrañar que el garum o el atún estuvieran condimentados con las algas que el mar allí arroja, entre las que destacan sobre todo Cystoseira usneoides, Laminaria ochroleuca o Saccorhiza polyschides, rebautizadas hoy por los lugareños como coletos y sargazos.









Esta pinta tenía el garum entre restos de atunes. Solo le faltan las algas

El caso es que a través de una iniciativa de Antonio Vegara, profesor del Centro de Educación Permanete Al-Yazirat de Tarifa, mezclada con enormes dotes de ilusión, unos descendientes de aquellos pobladores del entorno de la ciudad romana han creado una cooperativa que pone en valor a las algas gracias a los alginatos de Laminaria y Sacchorhiza y diversos compuestos y elementos químicos que surgen de la decoción.
La iniciativa de algas de bolonia es digna de todo elogio y ha producido numerosos productos derivados del gel de algas (cremas, jabones, etc) extraídos de estas especies de arribazón. No dudéis en preguntar por ellos en vuestra visita.
Yo he podido probar los jabones, crema facial y de manos que el bueno de Antonio me regaló. El solo contacto con estos productos me lleva a respirar los aromas de estas playas del Estrecho y cargar en mi memoria las imágenes de este rincón gaditano, donde los sentidos explotan en toda su plenitud.
Dignos herederos son por tanto estos ciudadanos de aquellos que en su día moraron en esta bellísima ciudad.
Crema facial "Algas de Bolonia" sobre un jabón hecho artesanalmente con alginatos.

domingo, 18 de agosto de 2013

A un Codium arrojado (to a drifted algae)

Gracias a Nicanora Zeghidne, poetisa guatemalteca que me manda este soneto inspirado en sus paseos por la playa. Nicanora gusta de pasear temprano recolectando algas, gorgonias y conchas arrojadas por el mar y, con gran imaginación, un alga de arribazón le sugirió estos versos:

Raftas clorofiladas, plumas del seis
que un día medraron sobre una roca
entre moluscos de formas barrocas
erizos y conchas de color carey.

Olas del mar te llevaron errante.
Codium eres de arribazón varado
Hoy yaciente en arenas rebozado,
sarmiento de nervios agonizantes.

Fueses tomentosum o vermilara
ya fueras fragile o decorticatum
tu suerte queda al vaivén de las olas

Nadie que pasa en tu fronde repara
y ruegas en final desideratum
volver a tu reino a morir a solas.

viernes, 9 de agosto de 2013

Unidos por las algas (United by algae)

Aprovechando que en estos días hay un concierto por aquí que celebra los 20 años de un grupo musical sevillano (Siempre Así) me he acordado de una revista que me dejaron (Algas) que en su número 47 conmemora no los 20 sino los !25 años¡ del nacimiento de la Sociedad Española de Ficología (SEF).

El número 39 de la revista algas

Esta Sociedad se creó en 1988 y en la actualidad tiene... !160 miembros¡. La SEF une a algólogos de toda España (a pesar de que algunos politicastros con poco seso pongan todo su empeño en romper estos y otros vínculos que nos unen) que investigan sobre la anatomía, fisiología, ecología, bioquímica, aplicaciones de toda índole, genética, taxonomía, etc. de los algandianos. La Sociedad es aún joven (nada que ver con la poderosa y centenaria Sociedad Británica de Ficología) pero en ella, desde su primer presidente (el profesor Juan A. Seoane Camba, gran conocedor de la flora ficológica de las costas de Cádiz) cohabitan grandes sabios que deben transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones. No en vano, la SEF es ya un referente para el órgano ambiental del Estado.
Durante estos 25 años la SEF ha editado textos y ha organizado numerosos simposios y cursos de formación para que siga viva la llama del interés y la atracción que sentimos por todo lo que podemos aprender (o enseñar) de los seres de Algandia, sentimiento poco comprendido a veces (¿no os consideran frikies, como a mí mis propias hijas?). !Enhorabuena pues a la SEF y a sus miembros, orgullo de la ciencia española, por las Bodas de Plata¡