domingo, 3 de abril de 2016

¡Que vienen los algandianos! (Algandians are coming!)

Leyendo el otro día la prensa malagueña, me sorprendió un artículo publicado en el SUR que muetra la alerta que da la Universidad de Málaga sobre futuras concentraciones de algas en la costa por el cambio climático.

La noticia habla de "graves consecuencias" y califica los efectos de las algas que se están pudriendo de "olores desagradables", "riesgo de dermatitis por el contacto con las plantas marinas", o epítetos irrespetuosos dirigidos a los algandianos de arribazón como "amasijo para entrar en el agua".
Pobres algandianos siempre tan mal tratados, tantas veces asociados a catástrofes ecológicas. Ahora resulta que algas del mar de los sargazos vienen en tropel para invadirnos y arruinar nuestra economía, cuando los causantes de todos los desmanes somos nosotros mismos, ávidos de colonizar el litoral, verter sin control aguas sin depurar, arrojar plásticos desde barcos o desde la misma playa para acabar acusando al pobre e inocente algandiano. ¿Por qué no reconocer en estos arribazones nuestra poca conciencia ecológica o aprender de la necesidad de conservar los servicios ecosistémicos?









Un hombre entre algas caribeñas.


Tal vez convenga recordar que las arribazones de algas vienen y van y soportan la cadena trófica del litoral, son fuente de materia y energía para tortugas marinas o invertebrados que llevan alimento a limícolas y peces, precisamente aquellos seres que tanto alegran la contemplación de la naturaleza.
Hagamos pues pedagogía y veamos a los algandianos con mayor clemencia. Las algas no pican ni muerden.

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